La Esencia del Orden

  • Naturaleza y Origen

  • Historia de lo Arcano

  • Practicantes

  • Organizaciones

  • De Leyes y Conjuros

  • Las Siete Escuelas

  • Título

Naturaleza y Origen

Tras la culminación de las violentas reacciones entre las energías primordiales de la Luz y el Vacío el universo tal y como es conocido comenzó a tomar su forma. Las huellas de aquel conflicto dieron paso a la ordenación de la realidad; un concepto sujeto a leyes y reglas, pero sería necesaria un agente capaz de mantener unidas las partes del todo como las piezas de un engranaje. La energía Arcana no es sino aquella: la fuerza universal del Orden que rige la interacción entre las fuerzas que podemos entrever e incluso aquellas que quedan más allá de nuestra comprensión. No es de extrañar que tantas culturas hayan sentido atracción por esta energía, pues ofrece respuesta al «cómo» al mismo tiempo que otorga control mismo de la realidad a aquellos que poseen las cualidades y dedicación necesarias.
 
Sus mayores heraldos en la historia conocida fueron, o son, los Titanes: seres colosales nacidos de la propia energía arcana, que viajan por la Gran Oscuridad trayendo orden a los mundos modificando su misma estructura. De naturaleza mucho más humilde lo son los Magos: individuos que buscan desentrañar los misterios de esta ciencia, desechando el temor en favor de la precisión y prudente avance hacia nuevas cotas de conocimiento y poder.
 

Mas tratar de dominar y dirigir el flujo de la realidad tiene sus peligros; unos que todo taumaturgo debe conocer y ser consciente en todo momento si no desea perderse a si mismo… pues tal poder corrompe el pensamiento.

Historia de lo Arcano

Practicantes

Magos

Entre aquellas razas mortales donde el estudio de lo Arcano se establece, aprendices dotados de agudo intelecto y férrea disciplina se disponen a recorrer el camino de la magia. Tan magnífica como peligrosa la magia arcana concede no sólo poder, sino el respeto y miedo que acompaña tal concepción. Como resultado de aquello diversas culturas acuden en busca del sabio consejo de estos eruditos, cuando no les otorgan directamente autoridad y potestad dentro de sus respectivos gobiernos (como en Quel’thalas o la Ciudad Violeta).

Los Magos son los practicantes más comunes y poderosos de la magia arcana. Sus capacidades son tan variables como la personalidad de cada cual, mas la tradición de su aprendizaje legado por anteriores generaciones les hace compartir a menudo las bases de sus conocimientos y métodos. 

Magos de batalla

Los Magos de Batalla están entrenados específicamente para reunir las cualidades de las que carecen el resto de sus compañeros: se acostumbran al esfuerzo físico que una campaña bélica requiere, a las órdenes y la cadena de mando, al uso de facultades cuyo uso puede ser sostenido en el tiempo que un combate perdura y su impacto sea siempre útil en el fragor de la batalla. 

Protegidos con armaduras ligeras, instruidos escuelas con resultado directo en la batalla (Conjuración y Abjuración predominantemente) y algunos siendo competentes en el uso de armas como puede serlo la espada para protegerse a cortas distancias, los Magos de Batalla representan un valioso recurso en combate del que ya pocos ejércitos pueden permitirse carecer.

Entre estos académicos del combate mágico existe una vertiente más marcial conocida como el «Hojahechizo» que se encuentra principalmente entre los elfos nobles, aunque no es inaudito que miembros de otras razas hayan tomado este camino. Estableciéndose como un híbrido entre la aptitud marcial y el poder que la magia es capaz de desatar, estos combatientes optan por tejer encantamientos tanto de destrucción como protección en su arsenal de batalla.

Organizaciones

Kirin Tor

Neutral

En construcción.

Academia de Ventormenta

Alianza

Ubicada en el Ventormenta, la Academia de Artes y Ciencias Arcanas descansa orgullosamente en el corazón del Distrito de Mercaderes. Con su torre siempre repleta de estudiantes no son extraños sucesos como encontrarse algunas de sus aulas encerradas en hielo, habitaciones ocultas tras chispeantes cortinas de energía arcana o espacios cubiertos en llamas. Todo por supuesto de forma controlada.

Aunque Ventormenta ya poseía un puñado de magos capaces durante la Primera y Segunda Guerra (destacando los Conjuradores de los que se sirvieron contra los orcos y sus demoníacas invocaciones) no fue sino con la caída de Dalaran que su Academia pasó a conocerse como el nuevo centro de estudio mágico del mundo. Hoy día con la restaurada Ciudad Violeta atravesando los cielos aquella predominancia se ha desvanecido, pero se mantiene como una legítima opción para aquellos que desean profundizar en los misterios de la magia.

Academia Falthrien

Horda

Durante milenios los elfos nobles han cultivado su afinidad hacia la magia considerándola mucho más que un sendero a tomar, pues es para ellos un derecho y tradición cuyas raíces se remontan al exilio que dio origen a su pueblo. Situada en la Isla del Caminante del Sol para honrar la sabiduría y valentía de la estirpe que fue su guía, la Academia Falthrien ha regido la educación de los elfos en el control y correcto uso de las energías mágicas desde que los elfos se asentaran en los Bosques de la Canción Eterna.

Mas han sido tiempos difíciles. Recuperando parte de su pasada gloria tras la restauración de la Fuente del Sol y la retirada de los Cristales Ardientes que trajeron consigo sendas anomalías y la demencia a varios de sus estudiantes, en sus espléndidas agujas se imparte una vez más lecciones sobre poder y sabiduría a partes iguales.

Orden de los Rompehechizos

Horda

Reliquias de una era pasada, son escasos los Rompehechizos que hoy día restan. Estos formidables guerreros de élite escogidos vieron mermados drásticamente sus números con los conflictos de la Tercera Guerra y de nuevo cuando su cuartel general se vio abrumado por las fuerzas de la Legión Ardiente durante la traición de Kael’thas. Desde aquel suceso los Rompehechizos han rechazado escoger nuevos miembros a los que adiestrar, poniendo fin al honorable servicio que estos guerreros prestaron en la protección de las figuras de mayor relevancia del Alto Reino.

Las capacidades físicas de los Rompehechizos se complementaban con sus cualidades mágicas destinadas primordialmente a la defensa y volver la magia del rival en su contra (Abjuración y Encantamiento). Su equipamiento estaba encantado pensando no sólo en su protección sino en cómo anular taumaturgos enemigos sin importar su naturaleza, dispersando las energías que pudiesen estar canalizando al lograr un corte de sus gujas.

De Leyes y Conjuros

Las Siete Escuelas

Abjuración

La práctica de la magia Arcana a menudo conlleva sus propios riesgos, pues hasta el más mínimo error puede desencadenar las volátiles energías que conforman un hechizo. Incluso una vez superada la torpeza inicial la naturaleza de muchos conjuros implicaría no poder practicarlos o siquiera mostrarlos sin graves repercusiones sobre el entorno… y quizá sobre uno mismo o el desafortunado sujeto de prueba. La Abjuración es una de las primeras escuelas de magia en enseñarse en la inmensa mayoría de instituciones mágicas por ese mismo motivo: proporcionan al taumaturgo no sólo un campo seguro donde dar sus primeros pasos en lo arcano, sino la capacidad para sobrevivir al dificultoso sendero y otros obstáculos que pueda hallar.

Es la escuela enfocada en la magia protectora, entre cuyos conjuros podemos encontrar desde los exigentes hechizos como «Escudo de Maná» hasta los tempranos «Resguardos»: potentes herramientas capaces de detener descargas de energía e incluso ataques físicos.

Versiones más poderosas de estos conjuros serían los campos místicos que protegen ciudades como la de Dalaran, aunque tampoco nadie debiera subestimar la impedimenta que supone algo tan sutil como ser rodeado por un campo de energía que te impida el paso o atenace tus manos. A menudo taumaturgos especializados en la conjuración de energías elementales usan la esencia de las mismas para complementar también sus hechizos, o crean directamente versiones defensivas como el popular «Bloque de Hielo» y las «Armaduras Elementales». 

Adivinación

Las energías arcanas fluyen por toda la creación y rigen cómo funciona la interacción de sus fuerzas, y si bien es cierto que los arcanistas han sabido apreciar el poder que su manejo puede otorgar al taumaturgo no son tantos los que han decidido centrar sus esfuerzos en la verdadera comprensión de estas energías. La Escuela de la Adivinación se concentra en el entendimiento de cómo la energía arcana se relaciona entre si y lo mundano logrando el entendimiento de una realidad intrínseca: todo deja su huella en ella. Este descubrimiento es conocido como «Ley Simpática» y ha sido fuente de debate, hipótesis y misterio por mucho tiempo e incluso hoy día se desconoce su verdadero alcance.

Logrando acceder a esta red el Adivinador es capaz de contemplar que transcurre a grandes distancias, vislumbrar los hechos pasados, percibir los pensamientos así como comunicarse mediante los mismos, rastrear verdaderamente a un individuo, ver lo que se oculta más allá de lo mundano y entender cualquier fenómeno mágico de una forma que otros tan sólo pueden imaginar.

Pero muchas de esas proezas son tan imposibles como lo es hallar una gota de agua en el vasto Mare Magnum; el Adivinador necesita un catalizador, algo que guarde relación con aquello que busca encontrar en la compleja urdimbre que es lo arcano. A más avanzado sea un adivinador mayor será su capacidad para «seguir el rastro» de aquello espera encontrar, siendo el máximo exponente de nuestra era el Archimago Medivh. Sus hechizos le permitieron ver el mundo de Draenor desde nuestro hogar en Azeroth  y tal vez incluso más allá.

Conjuración

Entrever cómo lo arcano rige el funcionamiento de la realidad abre infinidad de puertas y tras cada una existe la promesa de poder sobre un aspecto de la misma realidad, mas ninguna de ellas ejerce su reclamo de forma tan directa como la posibilidad de atar, invocar y moldear cuanto conforma el universo. La Conjuración una de las escuelas más celebres cuyas bases son conocidas por prácticamente todo arcanista, pues ofrece al mago la posibilidad de pasar a la ofensiva resultando en práctica tan o más peligrosa que el manejo de una espada ya en sus facetas más tempranas, desatando verdaderas vorágines de destrucción en etapas más avanzadas.

De todas las escuelas es sin duda la de naturaleza más ofensiva, mas dicha capacidad no es sino una conveniencia colateral de sus principios: si las energías arcanas rigen la realidad entonces es posible no sólo invocar objetos e incluso criaturas por medio de ella, sino controlar las mismas energías que la habitan. Del mismo modo que el artesano utiliza sus herramientas para crear aquello que desea el Conjurador invoca estas energías en bruto y las moldea desatando novas de escarcha, incendiarias lluvias de fuego y violentas explosiones arcanas.

Las complejidades y diferencias entre cada tipo de energía hace que los Conjuradores deben especializarse en una de ellas, adaptándose a las sutilezas que requieren para desatar todo su potencial. Una práctica más avanzada dentro de la escuela es la invocación de Elementales y su atadura: invocados desde lugares más allá de nuestra realidad estos seres de pura energía cumplen las órdenes y propósitos de sus amos, una vez atados a su voluntad.

Encantamiento

Todo cuando existe en nuestra realidad está en contacto con la magia: con el tiempo su influencia sobre las diferentes especies las ha llevado a evolucionar e incluso obtener facultades que no son sino una innata capacidad mágica, al igual que ocurre la flora, los metales y todo material inerte conocido. Algunas de estas aptitudes son tremendamente temidas o valoradas, como lo es la ligereza del mithril o la capacidad de los basiliscos para convertir en piedra aquello donde posan su mirada.

El Encantamiento es el estudio que trata de profundizar y replicar la capacidad de otorgar cualidades mágicas, buscando ejemplos y fórmulas para la creación de efectos cada vez más impresionantes. El modo más común en la que esta práctica se pone de manifiesto es en la creación de objetos mágicos: desde las ropas encantadas que ignoran el desgaste del tiempo, bastones enjoyados que ayudan en la canalización de potentes hechizos, amuletos de protección y detección hasta armas envueltas en energía y objetos animados. Pero todos harían bien en recordar esta no es la única capacidad de quienes practican esta escuela, pues lo que la magia puede otorgar un Encantador sabe tomar.

La disipación de magia es una de las facultades más relevantes de aquellos que profundizan en el Encantamiento, pues con la comprensión de cómo infundir capacidades mágicas llega la de cómo retirarlas. El Encantador puede aprovechar la energía que existe tras cada conjuro al deshacer su forma, logrando en etapas más elevadas perturbar y volver aquellos conjuros prolongados en contra de sus oponentes. Al disipar y destruir un efecto duradero (práctica conocida Desencantar) el taumaturgo obtiene la esencia mágica que alimentó el propio conjuro y ahora podrá utilizar en sus propias creaciones.